La nariz de Tengu |
De los dedos a las palmas. Si aquí, cuando desconocemos un asunto o
queremos manifestar que estamos reflexionando sobre algo que no sabemos,
tenemos la tendencia a rascarnos la cabeza, a veces la frente, en el País del
Sol Naciente se dice lo mismo colocando la palma de la mano entre la nuca y el
cuello, como si estuviéramos cansados. Con sólo colocar la mano por debajo del
cráneo ya manifestamos ignorancia. Gesto que se acompaña de una ligera
inclinación de la cabeza, mirando al suelo. Si un japonés (o japonesa) evita
mirar a las pupilas del otro para decirle “te quiero”, cúanto más para decir,
no tengo ni la más remota idea.
En tercero de bachillerato tenía un profesor de inglés que nos
aterrorizaba contando historias de alienígenas, inglés no recuerdo que
aprendiéramos mucho. Nos producía no poco pavor cuando desde el estrado
señalaba a alguno de los alumnos para que fuéramos a escribir “This is a pencil”
en el pizarrón. Lo hacía poniendo bien tieso el índice y flexionándolo
repetidas veces. Un nipón jamás hubiera acudido a su llamada. Ellos prefieren
poner el brazo a media altura, la palma hacia abajo y moverla con ligeros
movimientos de la muñeca. “Kiite kudasai”.
La explicación del puño derecho cerrado delante de la nariz, como si
fuera una prolongación de la misma se usa para referir que alguien es muy
fanfarrón, chulo. No tiene paralelo en el lenguaje corporal occidental puesto
que hace a Tengu, una figura mítica del sintoísmo, un can de origen celestial
que aparece en el folklore, como guardián de los templos y en numerosas
narraciones literarias. También, por ejemplo, en la película de Keanu Reeves “47
Ronin”. Efectivamente las esculturas lucen una gigantesca napia. Equivaldría a
alguien que tiene las narices de nuestro Pinochio, pero no por las mentiras, o
no sólo por eso. También por su chulería.
Será por estar en la otra esquina del mundo, pero cuando usan la palma,
los dedos de la mano para contar, no lo hacen como nosotros. Comenzamos con el
puño cerrado y vamos abriendo los dedos, a medida que sumamos. Como lo hacen al
contrario, comienzan con la palma abierta y van cerrando los dedos: uno,
cierran el pulgar, dos, retraen el corazón, etcétera, al principio resulta
ligeramente desconcertante.
Entre las expresiones más gráficas, está la de llamar a alguien, mejor
dicho, describirlo como pelotero, lameculos o similar. Para ello, abrimos la
palma de la mano izquierda y con el puño cerrado de la derecha sobre ella,
hacemos un movimiento de molinillo con éste, girando y girando sobre la otra
palma, como si estuviéramos haciendo polvo algo. Posiblemente se refiere a que
alguien le convence a su jefe, a su jefa, a alguien con autoridad a fuerza
insistir, de “comerle el coco”. Digamos que es una expresión bastante más
elegante, ligeramente menos grosera que
la española.
Por ser los japoneses, tan educados y corteses, quizá una de las
expresiones corporales que resulta más común de observar es la de pedir perdón
por avanzar en el espacio físico que ocupa otra persona: al entrar en el vagón
del metro o al salir de una tienda. Abrimos la palma, extendemos ligeramente el
brazo y echamos a andar mientras hacemos gestos como si estuviéramos cortando
una tarta o algo similar. “Goménasai, goménasai”. Que después des empujones,
trastabilles a alguien ya no tiene tanta importancia, lo esencial es que hayas
pedido disculpas de esa manera tan gráfica.
Para terminar, un gesto que hace falta pensárselo antes de realizarlo.
Ni pulgar para arriba, ni configurar la letra o con el índice y el pulgar para
decir que algo está bien, el “all right” anglosajón. Los nipones elevan los
brazos por encima de la cabeza, hasta formar una especie de triángulo con las
palmas bien juntitas por encima de ella. Imagina, en una reunión de empresa, en
una oficina como les gustan a ellos, 200 empleados en la misma sala, de pie
delante de sus mesas, levantando los brazos por encima de sus cabezas. Bueno,
quizá alguno prefiera abrir la palma de la mano y frotarla con el puño de la
derecha. Venga aquí Tanaka-san, queda usted ascendido a subdirector.
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