sábado, 3 de mayo de 2014

LA LÓGICA (O NO) DEL CACHIPÚN

(c) Noodles by Gwen Muranaka (20.05.2012)
En varios países de Sudamérica se juega al “jankenpón”, la versión japonesa de nuestro infantil “piedra, papel, tijera”, a su vez conocido en Chile como “cachipún”, vocablo que resume mucho mejor la celeridad del juego que la interminable literalidad de “piedra, papel, tijera”. Los emigrantes japoneses de principios del XIX lo trajeron a Perú, Ecuador y países vecinos. Y los japoneses, a su vez, lo importaron de los chinos que, como siempre, casi todo lo inventaron antes. Como los helados, la pasta, el papel, la pólvora y no sé cuantas cosas más. Hasta aquí el pequeño “excursus” etimológico-histórico. Más detalles, en la Wikipedia (los 10 euros que acabo de donar no son sino una propina muy tacaña). Y no sólo por lo del “agua, fuego, paja”. Sí, los gallegos, de estirpe afiladora y por lo tanto grandes usuarios de piedras y tijeras han preferido material más volátil.

La aplicación de la lógica a los juegos de azar es una ciencia muy estudiada. Para ganar al póker, en el Dow Jones, incluso al dominó. Los chinos, otra vez los chinos, en este caso los investigadores de la Universidad de Zhenjiang han llevado a cabo un vasto estudio, “Social cycling and conditional responses in the Rock-Paper-Scissors game” según el cual, lo resumo, por si alguien quiere ahorrarse la lectura del resumen de 21 páginas o es muy obtuso (me incluyo) para las fórmulas matemáticas.

Se resume en dos planteamientos básicos. Si al elegir una de las tres opciones ganas, la próxima vez te mantienes en la misma. En cambio, si pierdes, pasas a la siguiente siguiendo el giro de las agujas de un reloj: piedra, papel, tijera, de nuevo piedra, etc. Basilisa elige papel, yo piedra: Basilisa gana. Segundo turno, Basilisa se mantiene en papel, yo cambio a papel, resulta un empate. En la tercera ronda, Basilisa cambia a tijeras, lo mismo hago yo: de nuevo empate. Aunque en el total de la eliminatoria yo pierdo.  Por si te quedaba alguna duda:




Quedan dos problemas de base, para ganar hay que predecir las supuestas reacciones, hasta aquí descritas, del adversario y hacerlo, además, con la rapidez necesaria. Todo ello, si además estás convencido que los argumentos de los expertos chinos, a saber, las decisiones más básicas pueden estar condicionados por ciertos mecanismos mentales. 

Mi opinión es que, listos como son ellos, se guardan las espaldas con la hipótesis del pueden, algo que, afortunadamente, sólo es una posibilidad. Ni siquiera en el “cachipún” se puede aplicar la lógica a la mente humana. La lógica de la mente está limitadísima y sujeta a miles, millones de factores, en cualquier momento preciso. De otro modo no se llamaría mente. Quizá Hal, Gran Hermano, Mac o algo similar. Y si no que se lo pregunten al bueno de John Forbes Nash.

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