(c) Noodles by Gwen Muranaka (20.05.2012) |
En varios países de Sudamérica se juega al “jankenpón”, la
versión japonesa de nuestro infantil “piedra, papel, tijera”, a su vez conocido
en Chile como “cachipún”, vocablo que resume mucho mejor la celeridad del juego
que la interminable literalidad de “piedra, papel, tijera”. Los emigrantes
japoneses de principios del XIX lo trajeron a Perú, Ecuador y países vecinos. Y
los japoneses, a su vez, lo importaron de los chinos que, como siempre, casi
todo lo inventaron antes. Como los helados, la pasta, el papel, la pólvora y no
sé cuantas cosas más. Hasta aquí el pequeño “excursus” etimológico-histórico.
Más detalles, en la Wikipedia (los 10 euros que acabo de donar no son sino una
propina muy tacaña). Y no sólo por lo del “agua, fuego, paja”. Sí, los
gallegos, de estirpe afiladora y por lo tanto grandes usuarios de piedras y tijeras han preferido material más volátil.
La aplicación de la lógica a los juegos de azar es una
ciencia muy estudiada. Para ganar al póker, en el Dow Jones, incluso al dominó.
Los chinos, otra vez los chinos, en este caso los investigadores de la
Universidad de Zhenjiang han llevado a cabo un vasto estudio, “Social cycling and conditional
responses in the Rock-Paper-Scissors game” según el cual, lo resumo, por si
alguien quiere ahorrarse la lectura del resumen de 21 páginas o es muy obtuso
(me incluyo) para las fórmulas matemáticas.
Se resume en dos planteamientos básicos. Si al elegir una de
las tres opciones ganas, la próxima vez te mantienes en la misma. En cambio, si
pierdes, pasas a la siguiente siguiendo el giro de las agujas de un reloj:
piedra, papel, tijera, de nuevo piedra, etc. Basilisa elige papel, yo piedra:
Basilisa gana. Segundo turno, Basilisa se mantiene en papel, yo cambio a papel,
resulta un empate. En la tercera ronda, Basilisa cambia a tijeras, lo mismo
hago yo: de nuevo empate. Aunque en el total de la eliminatoria yo pierdo. Por si te quedaba alguna duda:
Quedan dos problemas de base, para ganar hay que predecir las
supuestas reacciones, hasta aquí descritas, del adversario y hacerlo, además, con la
rapidez necesaria. Todo ello, si además estás convencido que los argumentos de
los expertos chinos, a saber, las decisiones más básicas pueden estar condicionados por ciertos mecanismos mentales.
Mi opinión es que, listos como son ellos, se guardan las espaldas con la
hipótesis del pueden, algo
que, afortunadamente, sólo es una posibilidad. Ni siquiera en el “cachipún” se
puede aplicar la lógica a la mente humana. La lógica de la mente está limitadísima y sujeta a miles, millones de factores, en cualquier momento preciso. De otro modo no se llamaría mente.
Quizá Hal, Gran Hermano, Mac o algo similar. Y si no que se lo pregunten al
bueno de John Forbes Nash.
No hay comentarios:
Publicar un comentario