Aunque por fin pude ver el
mar, por primera vez, a los 16 años, este fue mi primer viaje en barco, de
hecho, el más largo que he hecho en mi vida. Lo de barco suena pretencioso,
después de todo, se trataba de un bote artesanal. No es de extrañar que el
descenso desde Asuán hasta Edfu se hiciera interminable. Tan interminable que a
los 3 días decidimos abandonar al bueno del capitán Marmoud y su grumete y
llegamos a Luxor en taxi.
La navegación en faluca, el barco tradicional del
Nilo aparejado con una vela triangular, para un mesetario como yo, se hacía agradable
el primer día, quizá incluso el segundo, pero ya no el tercero. Sin apenas una
pizca de viento, el capitán Marmoud se veía obligado a zigzaguear una y otra
vez buscando la ligerísima brisa que generaban las arenas del desierto a primera hora de la mañana y última de la tarde . En otras palabras, el recorrido quedaba doblado. Eso por no hablar de la
convivencia de cuatro personas, más los dos tripulantes, en un habitáculo
extremadamente reducido.
Afortunadamente, se podía dormir en “cubierta”.
Después de todo, era agosto del 1989 y estábamos en pleno desierto. Así que la
calma chicha, por la noche anclábamos, es un decir, en la ribera, propiciaba
que el hacer fotos a uno y otro lado del grandioso río fuera la principal
distracción. Quizá no excesivamente ancho en esta parte media del mismo, pero,
indudablemente, majestuoso y tranquilo, especialmente a primera y última hora
del día. El original en diapositiva ha perdido calidad al pasarlo a digital. En
todo caso, la calma y a veces la desesperación por la falta de velocidad en la
navegación daba tiempo para uno y mil reflejos.
Desde los tiempos de
bachillerato, el Nilo había sido uno de mis ríos míticos, con el Eúfrates, así
que, aunque fuera en condiciones económicamente precarias, después de todo
todavía era estudiante, el descenso truncado río abajo resultó ser una
experiencia genial. Todavía recuerdo al capitán Marmoud cocinando pescado a la
brasa en la linde con el desierto por las noches y como sacaba agua con un bote
atado a una cuerda para beber cuando tenía sed. Nosotros, por si acaso, íbamos
bien pertrechados de agua mineral. Atrás quedaba Abu Simbel, Asuán y río abajo,
Tebas y el Valle de los Reyes
"Life is this / a quiet river / though not
always"
[Egipto, Río Nilo, agosto 1989, Nikon FE Kodachrome 64]
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