lunes, 12 de junio de 2017

CEMENTERIO AMERICANO EN NORMANDÍA (V)

En las clases de filosofía teníamos unos debates interminables sobre si existen (o no) las guerras justas. Después de todo, el tomismo ha desarrollado largos excursus a la materia. Puede que haya guerras justas, lo que está claro es que la inmensa mayoría son injustas, entre otras cosas porque son siempre los mismos los que terminan siendo carne de cañón, en el sentido literal del término. No hace falta ir a la historia, basta leer las noticias de los periódicos. Pese a mi interés en la II Guerra Mundial y no pocas estancias veraniegas en Normandía, hasta hace muy poco no había tenido oportunidad de visitar uno de los lugares míticos del desembarco el día D: Omaha Beach en Colleville-sur-Mer. 

Lo primero que llama la atención es la paz que respira el entorno, la playa baja, la vegetación abundante, el Atlántico tranquilo en pleno agosto. Comparado con el infierno que tuvo que ser en aquellas horas dramáticas del 6 de junio de 1944. Si ha habido una guerra justa, ésta es de las pocas. Sorprende la edad de la mayoría de los 9.387 jóvenes enterrados aquí. No pocos por debajo de los 20 años. Como sorprenden los lugares de donde proceden: Omaha, Nebraska, California… Y esto es lo que hace más grande su heroísmo y sacrificio por la libertad, lo que sin duda contribuyó a la paz y libertad que hemos gozado durante tantos años (a no comparar con las intervenciones desastrosas de Irak, Afganistán y unos cuantos sitios más). Hay una escena de “Salvar al soldado Ryan” donde un coche avanza por medio de la polvareda en una llanura del oeste americano. Un oficial va a comunicar a la familia de granjeros las malas noticias. 

Esa imagen capta a las mil maravillas el sacrificio que, con sus vidas, ofrecieron miles de jóvenes americanos para salvar Europa de las garras del nazismo. Precisamente, una de las escenas iniciales se desarrolla en este mismo cementerio, un veterano avanza hacia la tumba del personaje interpretado por Tom Hanks. Por cierto, los hermanos se apellidaban Niland no Ryan. La tumba se montó para la película, no existe, aunque sí las de dos de sus hermanos, caidos en combate el 6 y 7 de junio de 1944. Y no sólo los insospechados soldados de Arkansas. El hijo del presidente Franklin D. Roosevelt también yace aquí. Las tumbas, orientadas hacia Estados Unidos, tienen cruces y, ocasionalmente, estrellas de David, para conmemorar los judíos fallecidos. La superficie que ocupa el camposanto ha sido cedida, para siempre, por Francia al Gobierno estadounidense que lo mantiene pulcro e impoluto. En fin, en este caso, creo que Santo Tomás de Aquiino tenía razón.

 “A few rare times / freedom comes to this / death in battlefield” 

[Colleville-sur-Mer, Normandía, agosto 2015, iPhone 6s]

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