Priene,
localizada al sur de Esmirna, en la costa egea turca, gozó de un gran esplendor
hacia el siglo IV a. de C. gracias a su puerto que aprovechaba la desembocadura
del río Meandro. Sí, el río Meandro (de ahí el vocablo correspondiente) fue
dejando bancos de arena y el puerto desapareció. De hecho, en la actualidad, el
sitio arqueológico está tierra adentro. Los comerciantes emigraron a la cercana
Mileto y la ciudad cayó en el abandono.
Como tantas ciudades griegas, era extremadamente
cosmopolita y muy tolerante desde el punto de vista de la religión, como
indican los templos excavados de Esculapio, Deméter (la diosa madre griega),
dioses egipcios como Isis, Anubis, Serapis, así como una sinagoga con un
bajorrelieve de la menorah (el candelabro de siete brazos). No es mencionada en
el Nuevo Testamento. Llamada por algunos la Pompeya de Asia Menor en base a que
son las ruinas más completas y mejor conservadas de lo que era una ciudad
griega. En agosto de 1988 era un espacio arqueológico muy poco visitado, así
que se podían recorrer las ruinas casi en solitario, el teatro es una
maravilla. La mañana era espléndida y todavía quedaban en algunos rincones
azaleas en flor.
Sin embargo, lo que más me llamó la atención, de ahí la
imagen, era el decorado de los Montes Mykala como contraste a las ruinas. En
este caso, las columnas del templo de Atenea, donde Alejandro Magno hizo una
ofrenda poco antes de sitiar Mileto no muy alejada de aquí.
El contraste de las
columnas con la montaña me hace recordar a uno de los mejores profesores que he
tenido, “Hauser” de apodo, en el Instituto de Ávila, cuando existía una
magnífica asignatura que se llamaba Historia del Arte y la Cultura. Si tuviera
que elegir con la palma de la mano, los cinco mejores que he tenido a lo largo
de mis estudios, él estaría entre ellos. Hacer que chavales de 16 años se
apasionen, principios de los 70, por la arquitectura de Santa Sofía o sean
capaces de distinguir entre los tres órdenes arquitectónicos helenos es digno
de todo elogio.
Al final, el poso quedó y lo que veíamos en filminas con el
profesor “Hauser” se tradujo en una larga historia de entusiasmo permanente por
todo lo que tenga que ver con la insuperable cultura griega. Al ver la imagen,
cómo no, recordar al querido Marcel Beaudry, marista canadiense, compañero y
guía de viaje por todo Oriente Medio, también en Priene, fallecido pocos años
después en un trágico accidente en una carretera palestina, cerca de Jericó. ¡A
toi, Marcel, wherever you are!
“All glory passed / conquerors armies too / only
dead stones remain”
[Priene, Turquía, septiembre 1988, NIKON FE]
No hay comentarios:
Publicar un comentario